• Portada
11/02/2016

“Queremos proteger y devolver la visibilidad al Valle del Zat, que es la cuna de Marruecos”

Ouidad Tebbaa
Ouidad Tebbaa, decana de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Université Cadi Ayyad (Marruecos) asistió al encuentro de investigadores del proyecto Geopark, financiado por la UE a través del programa Horizon 2020 y en que participa el Departamento de Geología (coordinador del módulo Work Package 1) y el ICTA.

¿Qué es un geoparque y cuál es el propósito del proyecto europeo Geopark?
Un geoparque es una figura que permite la conservación y protección del patrimonio socio-ambiental y cultural de un territorio específico que presenta rasgos geológicos de especial relevancia, rareza o belleza y que además, como sucede en este caso, mantiene un fuerte vínculo con sus poblaciones locales. El proyecto europeo Geopark está lideardo por el Museu National d’Historie Naturelle (MNHN) de Francia, con el Departamento de Geología de la UAB como coordinador del paquete de trabajo Work Package 1, en que participan el ICTA-UAB, los Departamentos de Biología Animal, Vegetal y Ecología y de Ingeniería Química de la UAB, Patrimones locaux et Gouvernance (UMR Paloc) de Francia, la Université Cadi Ayyad (UCA) de Marruecos, así como la empresa Cerdan Ingenieros de España. Nuestro proyecto pretende estudiar de forma empírica y teórica las características, los límites y las dificultades del Valle del Zat (en Marruecos) a través del análisis de su biodiversidad, geología, historia y sociedad. Si se considerara oportuno, esta información debería permitir, a medio plazo, la presentación de la candidatura de esta zona como geoparque por parte de las autoridades competentes.
 
¿Qué peculiaridades tiene el Valle del Zat?
El punto más fuerte de esta zona montañosa del Alto Atlas es la existencia de un vínculo muy estrecho entre el patrimonio (natural, social y cultural) y las poblaciones locales. Este vínculo tiene lugar en un marco de historia, de costumbres y de prácticas sociales muy arraigadas a la zona, con un concepto comunitario muy fuerte que vincula a la población con este territorio.
 
Póngame un ejemplo, por favor…
Es el caso de la existencia de los agdales, que son unas áreas delimitadas de recursos naturales en la montaña a donde acuden las comunidades con el ganado y en las que se conserva una serie de prácticas ancestrales mediante un fuerte mecanismo social basado en la existencia de patrones religiosos o sagrados (un santo) que protegen a la comunidad. El acceso a esta célula comunitaria se cierra en períodos muy concretos del año en base a unos códigos sociales y rituales muy específicos dentro del Valle del Zat.
 
¿Cómo repercutiría la futura creación de un geoparque en estas dinámicas sociales y culturales?
El agdal se trabaja mediante prácticas comunitarias ancestrales transmitidas de una generación a otra, pero hoy en día está amenazado. Es un ecosistema frágil y con los cambios sociales derivados de la modernidad estas prácticas evolucionan provocando una modificación social del uso del territorio en un sentido negativo. La creación de la figura del geoparque supone un proceso previo de reflexión en torno a los conocimientos biológicos y culturales del territorio, a su complejidad y su fragilidad y, en definitiva, a todo aquello que constituye un patrimonio para la comunidad local. Nosotros, como científicos, no somos quienes han de presentar la candidatura del geoparque, pero sí tenemos la obligación científica de estudiar de manera colectiva los mecanismos, las debilidades y fortalezas de este territorio, tal y como estamos haciendo a través del proyecto europeo Geopark. La futura aprobación de un geoparque en el Valle del Zat podría aportar protección internacional a la zona como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y además, podría tener impactos positivos en el territorio tales como la atracción de turismo.
 
¿Es necesario para el Valle del Zat este proceso de análisis previo o la posible creación de un geoparque?
Al margen de la importancia que tiene esta colaboración científica a nivel europeo, esta zona de montaña padece una enorme fragilidad porque ha sido olvidada en el proceso de desarrollo. Hay que recordar que desde un punto de vista histórico, hablamos de la cuna de Marruecos, del corazón de la población marroquí, ya que uno de cada cuatro habitantes del país procede de esta zona montañosa. A través del proyecto Geopark queremos poner en común y vulgarizar los conocimientos, y demostrar que en este ecosistema frágil, la figura del geoparque puede favorecer una protección, puede revalorizar y devolver la visibilidad a la zona, recuperando la parte material, la población, la naturaleza y la cultura. Pero es complicado porque estamos hablando de un territorio vivo donde hay mucha gente.
 

Isabel Lopera
Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA)
 
View low-bandwidth version