Claves para el éxito de la formación práctica de maestros
Las prácticas profesionales constituyen un elemento esencial en los planes de formación inicial de profesores, contribuyendo no sólo al desarrollo de competencias, sino también a su orientación profesional, su posterior inserción laboral y, por supuesto, la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo. Aun así, son escasas las evidencias empíricas sobre los factores que propician una mejor adquisición de competencias durante el periodo de prácticas curriculares, así como de las condiciones que se precisan para que estos periodos de formación se desarrollen con las máximas garantías.
El propósito de este estudio, publicado en la Revista de Educación del Ministerio de Educación (Rodríguez-Gómez, Armengol y Meneses, 2017), y desarrollado como parte del proyecto “Evaluación de los efectos e impacto de las prácticas curriculares en la formación del profesorado y en los centros de formación” (ref. 2014ARMIF00023), coordinado por el profesor Joaquín Gairín, es identificar los factores que contribuyen a la mejor adquisición de las competencias profesionales durante el periodo de prácticas curriculares en los Grados de Maestro de Educación Infantil y Maestro de Educación Primaria.
El estudio de campo se desarrolla durante el curso 2014-2015 y consiste en la aplicación de un cuestionario a una muestra de 567 estudiantes de Magisterio en Educación Primaria (276) y en Educación Infantil (291) de cuatro universidades catalanas (dos públicas y dos privadas) que cubren una amplia red de centros de prácticas, públicos y privados-concertados.
Los resultados obtenidos en este estudio nos permiten afirmar que, más allá de la modalidad (intensiva o extensiva) o de la situación del practicum en los estudios de grado (equilibrada a lo largo del programa o concentrada en los dos últimos cursos), la identificación de lo que algunos autores han denominado “centro formador” (por ejemplo, Conroy, Hulme y Menter, 2013), la implicación del tutor del centro o mentor (Jaspers, Meijer, Prins y Wubbels, 2014), el apoyo psicológico y emocional recibido durante las prácticas (Sorensen, 2014) y la consolidación de estructuras de cooperación efectiva entre todos los agentes implicados constituyen algunos elementos claves para el éxito del periodo de prácticas.
Universidad y Escuela tienen la responsabilidad compartida de preparar a los estudiantes para ejercer profesionalmente como maestros. Para lo cual, es necesario abrir un debate sobre la relación entre las dos instituciones educativas, que permita generar nuevos espacios y modelos de colaboración y de formación que reviertan, en definitiva, en la mejora de nuestro sistema educativo.
david.rodriguez.gomez@uab.cat
Departamento de Pedagogía Aplicada
Universitat Autònoma de Barcelona
Carme Armengol
carme.armengol@uab.cat
Departamento de Pedagogía Aplicada
Universitat Autònoma de Barcelona
Julio Meneses
Referencias
Referencia original:
Rodríguez-Gómez, D., Armengol C., & Meneses J. (2017). La adquisición de las competencias profesionales a través de las prácticas curriculares de la formación inicial de maestros. Revista de Educación, 376, 229-251. http://dx.doi.org/1010.4438/1988-592X-RE-2017-376-350
Otras referencias:
Conroy, J., Hulme, M., & Menter, I. (2013). Developing a ‘clinical’model for teacher education. Journal of Education for Teaching, 39(5), 557-573. http://dx.doi.org/10.1080/02607476.2013.836339
Jaspers, W. M., Meijer, P. C., Prins, F., & Wubbels, T. (2014). Mentor teachers: Their perceived possibilities and challenges as mentor and teacher. Teaching and Teacher Education, 44, 106-116.http://dx.doi.org/10.1016/j.tate.2014.08.005
Sorensen, P. (2014). Collaboration, dialogue and expansive learning: The use of paired and multiple placements in the school practicum. Teaching and Teacher Education, 44, 128-137. http://dx.doi.org/10.1016/j.tate.2014.08.010