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12/2009

"Darwin montó el puzzle de la evolución utilizando imágenes visuales"

Entrevista a Julia Voss
Dando por terminado el 2009, el que ha sido el Año Darwin, pocas sorpresas pensamos que nos puede deparar una de las figuras más emblemáticas de la historia de la ciencia, como es el eminente naturalista inglés. No obstante, sumándose a esta celebración, el Centre d’Història de la Ciència y la Facultat de Biociències invitaron a Julia Voss, experta en Darwin y en las imágenes relacionadas con su teoría evolutiva, y ofreció unos seminarios al respecto, desvelando los secretos que esconde la iconografía darwinista.

 

Julia Voss es investigadora de Historia de la Ciencia del Instituto Max Planck y redactora del Frankfurter Allge-meinen. Estudió literatura alemana, historia del arte y filosofía. Estudiando las imágenes relacionadas con Darwin, se inició en la Historia de la Ciencia en un proyecto para el Instituto Max Planck. Fruto de estas investigaciones publicó su libro Darwins Bilder. Ansichten der Evolutions-theorie, 1837-1874 (Los dibujos de Darwin. Las imágenes de la teoría de la evolución, 1837-1874), Fischer 2007, premiado con la Medalla Otto Hahn de la Sociedad Max Planck y que publicará en inglés Yale University Press.

-¿Cuál fue la clave del éxito del darwinismo?

-En el s.XIX la teoría de la evolución estaba en sus inicios y se encontraba menos especializada. Cuando Darwin escribió El Origen de las Especies, se propuso dirigir su discurso a un público no especializado en Historia Natural. La primera edición se agotó inmediatamente (unos 1.500 ejemplares); no obstante, la mayoría de la gente no conoció las teorías darwinistas por sus libros (a lo largo de su vida se publicaron seis ediciones de El Origen de las Especies, en total 20.000 ejemplares) sino a través de la prensa, de artículos, de reseñas o, incluso, de caricaturas que llegaban a ridiculizar la teoría, de manera que se diseminó ampliamente por medios menos extensos y más cómodos de leer que no un libro de 500 páginas.

-¿Pero esto no puede llegar a ser contraproducente? ¿No se produjo una deformación del concepto original?

-Claro que sí. El efecto de los medios de comunicación tiene una doble vertiente. Por un lado, fue beneficioso porque permitió que la teoría llegara a más público y hubiera más gente que la conociera y la aprendiera, pero también daba pie a muchos malentendidos y deformaciones de los conceptos. Fue apropiada por diferentes grupos ideológicos o políticos, justificando el colonialismo o el fascismo por la superioridad racial, o el comunismo, que hizo suya “la lucha por la vida” para tambalear los cimientos del sistema establecido, considerando que no había privilegios, que todo puede cambiar… Karl Marx, por ejemplo, regaló un ejemplar dedicado de su libro El Capital a Darwin, que ni siquiera llegó a leer, pues se descubrió que en ese libro había páginas sin abrir, ¡aún estaban pegadas! De todas formas, Darwin no se opuso a ninguna de las apropiaciones y usos que se hizo de su teoría.

-La imagen de Darwin quedará ligada para siempre en nuestra memoria a aquella larga barba que le caracterizaba, ¿pero qué secreto escondía la barba de Darwin?

-En la Historia de la Ciencia tenemos diversos casos de científicos que se encuentran asociados a una imagen muy específica, como la de Einstein, con su pelo alborotados y sacando la lengua. Lo mismo pasó en el s.XIX con Darwin. Algunas fotografías, en los años 1850, muestran a Darwin sin barba y, al comienzo de los 60, se la dejó crecer porque desarrolló una especie de alergia y, para ocultarla, decidió no afeitársela más. Esta fotografía fue muy popular a lo largo del s.XIX gracias a la costumbre que había de intercambiar retratos entre los científicos. Es una de las imágenes que más vinculadas están a la teoría de la evolución, la encontramos en las cubiertas de los libros, en las exposiciones de los museos de Historia Natural…

-Debía pensar que le favorecía…

-Sí, de hecho le gustaba la imagen que proyectaba. De esta manera, estaba representando toda una serie de ideales clásicos. Quedaba retratado como una especie de profeta, un filósofo de la Antigüedad, un venerable gentleman, lo que facilitó, en cierta medida, la acogida de sus teorías, pues se veían envueltas en una aureola de respetabilidad. De hecho, en las últimas fotografías parecía todo un abuelo o, incluso, un hombre de Iglesia, con en las que llevaba un largo abrigo negro, lo cual le venía muy bien para conciliar el enfrentamiento entre ciencia y religión que generó su teoría. Podríamos decir que explotó conscientemente su imagen como icono científico.

-El darwinismo, en sí mismo, ya contiene muchísimos iconos populares, imágenes que forman parte de la cultura colectiva y no tanto de la académica… ¿Pero cómo puede una imagen científica convertirse en un icono popular?

-Algunos de sus dibujos se convirtieron en iconos, como algunas de sus ilustraciones de sus libros. Creo que el caso más famoso es el de los pinzones de las Galápagos, que incluyó en la segunda edición de su diario de viaje en el 1845. Colocó las cabezas de diversas especies de pinzones en una distribución que sugería la variación de unas especies en otras. Este grabado no lo dibujó él mismo, pues para eso tenía un dibujante profesional, pero fue Darwin quien los colocó de esta manera para dar esa sensación de variación entre especies. Y este dibujo de los pinzones, hoy en día, está en todas partes e incluso en la cultura popular, mostrando que una especie puede derivar en otras o que una sola puede convertirse en algo diferente, como un anfibio en un reptil, un pez en un anfibio, un reptil en un pájaro.

Esto no es algo que sólo podamos ver en los museos de Historia Natural, sino también en la cultura. Por ejemplo, si vemos los Simpson, en YouTube (Vídeo), podemos ver la evolución de Homer Simpson en una especie de serie evolutiva a través de diferentes estadios. Creo que, incluso aunque sea bromeando sobre todo ello, todo esto ha permitido a la teoría de la evolución mantenerse viva entre la gente y dar a conocer las series evolutivas, a pesar de que observamos que las especies no cambian cuando las vemos en la naturaleza.

-Usted ha estudiado profundamente el uso de imágenes en la teoría darwinista de la evolución. ¿Estaría de acuerdo Darwin con el refrán: "Vale más una imagen que mil palabras"?

-Darwin usó los dibujos de dos maneras: por un lado, presentando su teoría al público con ilustraciones en sus propios libros, pero también dibujos suyos mientras estaba desarrollando su teoría de la evolución. Por tanto, efectivamente, creo que lo tenía muy presente. Considerando la historia de la evolución, hay algo que no podemos ver: tenemos evidencias de ella, como la variación, la extinción, la selección natural… pero es como un puzzle desmontado. Si queremos entender la evolución tenemos que montar estas piezas representadas en los dibujos para poder ver cómo se produce. Para entender cómo interaccionaban la variación y la selección natural, Darwin tenía que visualizar la variación de las especies, generación tras generación, y considerar a la selección natural, que eventualmente eliminaba ciertas especies. Todo esto, descrito en un libro de texto, es una cosa muy embrollada, pero si se observa en un dibujo, lo captas a la primera.

-¿Y qué tipo de imágenes se convirtieron en las más populares?

-Su libro La Expresión de las Emociones en el Hombre y en los Animales, del 1872, fue el libro que mejor se vendió (9.000 ejemplares la primera edición, lo que supuso una cantidad enorme en el s.XIX). Tenía diversas ilustraciones de hombres y animales comparándolos, y postulaba la existencia de sentimientos en los animales, lo que se pensaba que era un privilegio exclusivo de los humanos. Por ejemplo, mostraba un mono riendo.

-¿Todas las ilustraciones de este libro eran grabados?

-No, también utilizó fotografías. Darwin fue uno de los pioneros en utilizarlas impresas en los libros, y tuvo que costearlo él mismo, pues su casa editorial decía que era muy costoso y no estaban familiarizados con la técnica. Las ilustraciones de los humanos que utilizaron eran fotografías y las de los animales eran grabados. Ello se debía a que el tiempo de exposición en los años sesenta (cuando estaba preparando el libro) era demasiado largo como para poder capturar un momento tan efímero como una expresión facial en un animal, que además no paraba de moverse (llegaban a ser exposiciones de más de un minuto). Por tanto, tuvo que trabajar con artistas profesionales especializados en dibujar animales, los cuales estaban teniendo mucho éxito en el s.XIX.

-Entonces, ¿qué credibilidad científica podía tener un dibujo en el s.XIX?

-En los tiempos de Darwin, no hubo una alternativa al dibujo durante mucho tiempo, pues la fotografía estaba en sus inicios. Hacían grabados y los llevaban a imprimir. Más adelante sí utilizaron fotografías, pero hay muchos fenómenos que no se pueden fotografiar, como, por ejemplo, la historia de la evolución, y tenemos que confiar en las representaciones hechas a mano, porque la evolución no es una cosa que podamos grabar con ningún tipo de instrumento, es como un puzzle que hemos de montar con las evidencias fósiles, pero no podemos visualizarla con fotografías. La manera con que Darwin representó este puzzle mediante imágenes y representaciones estaba encaminada a montar un discurso, un hilo conductor de su teoría.

En realidad, Darwin no era muy buen dibujante y, si tenía que realizar algún dibujo naturalista de algún animal, lo hacía francamente mal. Pero sí era bueno en la representación de ideas más abstractas, como sus diagramas evolutivos; no eran el retrato de un objeto que tenía delante, sino la representación de una teoría, de una idea. Tenemos que diferenciar los dibujos realistas sobre los objetos que observamos, de la representación de ideas abstractas de la teoría de la evolución de Darwin.

Entrevista: Jordi Mora Casanova
Universitat Autònoma de Barcelona
 
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