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Existe una estrecha relación entre la construcción de representaciones mentales de la realidad social y el ser un pensador crítico con respecto a esta misma. Los trabajos de Johnson-Laird y sus colaboradores (p. ej., Johnson-Laird, 2010; Quelhas y Johnson-Laird, 2017; Quelhas, Rasga y Johnson-Laird, 2017) han mostrado que la actividad inferencial humana no solo considera aspectos referidos al razonamiento general, sino que también obedece a las interacciones sociales y culturales que las personas establecen con el mundo real y cotidiano.

En otras palabras, sus planteamientos, en términos generales, parten de la idea de que para entender cómo opera el razonamiento humano resulta necesario considerar tanto la semántica como el conocimiento general, así como las creencias preexistentes de los sujetos. Las investigaciones de Johnson-Laird (p. ej., 1983, 2006, 2010) se dirigen, en su teoría de los modelos mentales, a verificar la construcción cognitiva de modelos mentales semejantes y análogos a la realidad. Desde nuestra perspectiva, apoyamos la siguiente premisa: su conexión con el pensamiento social se plasma en el modo como las personas procesan la información circundante, puesto que crean en su mente posibilidades semánticas que, de hecho, les permiten resignificar la realidad cotidiana.

La complejidad y vínculo del pensamiento social con la aplicación de altas capacidades cognitivas de orden superior, como dicen Benejam (2002) y Santisteban (2004), se plasma en la formulación de juicios y opiniones. Bajo esta mirada y, según nuestra visión, la detección de modelos mentales mediante las posibilidades semánticas que establece la teoría de Johnson-Laird hace posible indagar el pensamiento social a través de los sesgos y creencias que dan cuenta de aspectos referidos a situaciones e interacciones cotidianas. Por ello, el método de detección que hemos aplicado sobre el discurso social nos permitió constatar que la distorsión de las creencias estereotipadas está asociada directamente con la presencia de modelos mentales conectados, en este caso, con el contenido de género. Su alto interés pedagógico podemos observarlo, por ejemplo, en la formación ciudadana, donde su aplicación puede resultar esclarecedora y relativamente fácil para indagar en el pensamiento social y crítico del estudiantado. En efecto, la detección de modelos mentales aparece como una opción de análisis de tareas con enunciados propios de las ciencias sociales y humanas.