Eduard Valentí
Ocupa el cargo de director de Operaciones de I+D de Esteve, una de las empresas farmacéuticas más importantes del país. Es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona, el año 1988, y tiene una amplia experiencia profesional, tanto en el ámbito universitario -donde fue profesor de Química Orgánica- como en el empresarial. Ha publicado una veintena de artículos en revistas científicas internacionales y ha participado como experto en numerosas comisiones y grupos de trabajo en el campo de la I+D+i. Ha estado en la UAB, participando en una mesa redonda organizada por el "Foro de la Investigación 2006. Investigación y Sociedad", sobre las relaciones entre la universidad y la empresa, para encontrar la mejor manera de que los descubrimientos de los investigadores universitarios lleguen a las empresas y, finalmente, a la sociedad.
- ¿Universidad y empresa se entienden bien en materia de investigación?
- La relación es buena en el sector biomédico y farmacéutico, que es el que yo conozco, pero todavía puede mejorar más cuando hablamos de transferencia de conocimiento, no sólo desde la universidad hacia la empresa, sino también en sentido inverso. Se debe crear un circuito que se retroalimente, sin olvidar el papel de cada uno -la universidad enfocada hacia una investigación más básica y la empresa hacia la aplicada-, para conseguir el objetivo final, que es mejorar el bienestar de la sociedad.
- Entonces, ¿sólo hace falta que se pongan de acuerdo?
- Creo que es más una cuestión de carácter legal, que se den más facilidades institucionales para permitir a los investigadores y a los profesores universitarios explotar patentes o hacer estancias en empresas, sin que esto signifique que hayan de cortar totalmente su relación con el mundo universitario.
- ¿Y como estamos, si nos comparamos con Europa?
- Básicamente, la gran diferencia se da entre los países de la UE y EE.UU., donde hay un gran dinamismo en transferencia tecnológica y científica entre universidades y empresas. La decisión tomada por el gobierno norteamericano, en los años 80, de cambiar la legislación permitió que las universidades financiadas con dinero público pudieran tener más iniciativas para registrar patentes, y los investigadores pudieron recibir unos “royalties” por sus descubrimientos. Esto cambió el panorama, porque a partir de entonces las universidades empezaron a invertir en investigación que se podía proteger y comercializar, y empezaron a destacar en sectores emergentes.
- Pero las patentes tienen sus detractores...
- Si no hay patentes, es difícil que haya inversión en I+D+i. En el ámbito empresarial, hemos de entender que si una empresa invierte unos diez años en investigar sobre un producto y alrededor de 300 M de euros, deba disponer de un tiempo -que habitualmente es de diez años más- para poder comercializar el producto, recuperar esta inversión y tener unos beneficios. Las patentes permiten difundir los descubrimientos científicos y ponerlos al alcance de toda la comunidad científica para poder continuar avanzando. No tiene demasiado sentido que un investigador o una empresa haga un descubrimiento en ciencia y se lo guarde como si fuera un secreto industrial.
- Y si, en vez de registrar patentes, las universidades y sus centros de investigación crean empresas, como por ejemplo spin-off o start-up?
- Mucho mejor. Este tipo de empresas, derivadas de la investigación universitaria, son una de las herramientas más potentes de transferencia de tecnología, porque permiten trabajar multidisciplinariamente en diferentes áreas de conocimiento y su alcance es mayor que un registro de patente en un ámbito muy específico de la investigación realizada por un departamento universitario. Las spin-off o las start-up, además, dan más valor a un producto que una patente, pero para que funcionen el sistema debe encontrar la manera de ayudar a crear este tipo de emprensas y a facilitar que, si el proyecto fracasa, las personas que han participado puedan volver a hacer investigación en la universidad. Se debe premiar a estas personas, y no castigarlas por haber demostrado su talante emprendedor.
- Y una spin-off puede acabar siendo una multinacional?
- ¿Por qué no? Si la idea es lo suficientemente buena y los que la han creado tienen voluntad para tirar el proyecto adelante... Todas las empresas tienen su ciclo de vida, y se trata de que decidan dónde quieren estar en cada momento. Si una spin-off tiene suficiente ilusión, financiación y buena gestión no es un imposible.
- Catalunya quiere convertirse en un espacio de referencia en investigación biomédica dentro de Europa. ¿Lo ve factible?
- Es factible si continuamos trabajando para lograrlo. Por ahora, las bases están apuntadas y tanto las instituciones como las universidades, los hospitales y las empresas han dado su apoyo a la creación de la Bioregión de Cataluña. A todos los que trabajamos en este ámbito nos interesa poder crear un cluster de investigación biomédica, donde se hagan investigaciones competitivas y donde hayan investigadores de primer nivel. La Administración es, ahora, quien debe dirigir la creación y la consolidación de un espacio de estas características.
- ¿La investigación interesa a los jóvenes?
- Tradicionalmente, la investigación no ha sido nunca objeto de predilección de los jóvenes, pero creo que actualmente hay un número de gente suficientemente motivada para la investigación. Por ejemplo, determinadas carreras universitarias y otras enseñanzas, como biotecnología, tienen una nota de corte muy alta para poder cursar los estudios, lo cual quiere decir que interesa a muchos jóvenes. Por otra parte, quizás todavía pesa la imagen del investigador con bata blanca, de hace 20 años, recluido a su laboratorio... Para acabar con esto, sería interesante que los jóvenes atraídos por la investigación conozcan este mundo, tanto desde el punto de vista de la universidad como de las empresas, para poder decidir con conocimiento de causa.
- ¿Cree que la sociedad valora que se invierta en investigación?
- La sociedad debe ser consciente de que invertir en investigación biomédica es positivo para todos. Gracias a los medicamentos y a los adelantos biomédicos hoy en día vivimos el doble que hace 80 años. Quizás hay problemas más cotidianos que preocupan a la sociedad, pero todos debemos ser conscientes de que sin investigación no avanzamos y que, para avanzar, se necesita invertir, tanto por parte de las administraciones públicas como de las empresas privadas.
- Cuál es el porcentaje que una empresa farmacéutica tendría que invertir en I+D?
- Depende de cada sector específico y como se quiera posicionar cada empresa en el mercado. Yo creo que lo importante, aquí, más que hablar de porcentajes, es hablar de cantidades. En Esteve, por ejemplo, nos gastamos 60 M de euros anuales en I+D, porque somos conscientes de que este esfuerzo que dedicamos a la investigación nos asegura tener nuevos productos de cara al futuro, continuar creciendo como empresa y tener una presencia significativa en un mercado tan global como el farmacéutico.
- ¿Y cuál es su opinión sobre la inversión pública en I+D del Gobierno español?
- En los últimos años, el Gobierno español ha incrementado las inversiones en investigación y las ayudas a las empresas, pero creo que todavía es insuficiente y no llegamos a lo que pretendía la Administración, que era que entre los años 2005 y 2010 se duplicara el volumen del sistema español en ciencia y tecnología, hasta alcanzar el 2% del PIB del Estado. Por muchos esfuerzos que se hagan, lograr esta cifra no será posible. Tendría que haber una inversión pública más decidida y fruto de un pacto de estado, para que sea cual sea el próximo partido que forme gobierno, esté de acuerdo con esta estrategia.
- El gobierno pretende que la participación de las empresas en este PIB sea del 55%...
- Esto quiere decir que las empresas debemos contribuir hasta llegar al 1,1% y ahora estamos en el 0,6%. Pienso que conseguirlo requiere un consenso, al cual, que yo sepa, todavía no se ha llegado. Todos estaremos encantados de conseguirlo, pese a que aún así nos quedamos aún lejos del 3% fijado por la UE para el 2010.
Entrevista: María Jesús Delgado
Fotografía: Montserrat Benito
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