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Marco Armiero 

Marco Armiero es profesor de investigación ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) y en el iHC (Instituto de Historia de la Ciencia de la UAB). Desde 2019 es el presidente de la Sociedad Europea de Historia Ambiental. Aunque está arraigado en este campo, ha desarrollado una agenda de investigación transdisciplinar que combina la historia ambiental con la ecología política y las humanidades ambientales. De 2013 a 2022 fue el director del Laboratorio de Humanidades Ambientales de Estocolmo, convirtiéndolo en un actor global en este campo emergente. Ha trabajado en temas relacionados con el fascismo y la naturaleza, las migraciones y el medio ambiente y la justicia ambiental. Con su investigación, ha contribuido a unir a las humanidades ambientales y la ecología política. Además, actualmente es el editor jefe de "Resistance: Journal of Radical Environmental Humanities" (Nebraska UP, anteriormente Resilience).^[5]

En los registros fatídicos de la historia, el 9 de octubre de 1963 se desarrolló una catástrofe monumental cuando la cuenca del Vajont, en Italia, testimonió la ira despiadada de la naturaleza: una ola de agua y barro, desencadenada por un desprendimiento sobre la presa del Vajont, se llevó más de dos mil vidas del valle. Esta calamidad, considerada por la UNESCO como uno de los desastres ambientales antropogénicos más graves que se haya producido nunca, ha grabado un escalofriante relato en la memoria colectiva de la humanidad.^[1] 

En el umbral del curso 2023-24, el Instituto de Historia de la Ciencia (iHC) de la UAB nos invitó a profundizar en los anales de esta tragedia. El pasado 5 de octubre se organizó una conferencia inaugural del Máster en Historia de la Ciencia a cargo del profesor de la UAB Marco Armiero, que también es investigador ICREA en el iHC. La conferencia, titulada en inglés “Science, power, and narrative justice: The Vajont Dam Disaster (Italy, 1963)”, desentrañó el intrincado tapiz de la ciencia, la autoridad y la búsqueda de la justicia a raíz del desastre de la presa de Vajont. 

La charla narraba como en los tranquilos valles del norte de Italia, la presa de Vajont fue un testimonio de la destreza y la ambición de la ingeniería humana. Terminada en 1959, la presa era un símbolo del progreso científico y de la modernidad, prometedora de energía hidroeléctrica y crecimiento económico para la región. Sin embargo, nadie sabía que bajo la superficie de aquella estructura aparentemente perfecta se estaba gestando una tormenta de injusticias socioambientales que culminaría con tantas vidas.

A partir de su libro publicado recientemente, “La Tragèdia del Vajont. Ecologia politica di un disastro (Einaudi 2023)”, Marco Armiero utilizó este estudio de caso para descifrar el cruce de la ciencia, la política y los recuerdos en la creación de relaciones socioecológicas.^[2]

La ambición y el progreso 

Armiero comenzó la charla con la contextualización de la construcción de la presa, donde la compañía eléctrica italiana, Società Adriatica di Elettricità (SADE) estaba decidida a aprovechar el potencial hidroeléctrico del río Vajont, que se encontraba en las montañas Dolomitas en el noreste de Italia. El conocimiento científico y la experiencia tecnológica estuvieron al frente de este ambicioso proyecto, “pero también lo estuvieron el poder y el deseo de controlar la naturaleza, apoyados en la narrativa del progreso”, resaltó Armiero.

A medida que avanzaba la construcción, empezaron a aparecer preocupaciones frente a la aparente solidez de la excelencia científica. Geólogos e ingenieros levantaron la alarma sobre la estabilidad de la presa, que, aunque estaba bien construida, el altísimo Monte Toc adyacente tenía una historia de desprendimientos.^[3] “Sin embargo”, declara declaró Armiero a lo largo de la conferenica, “la búsqueda de ganancias económicas y la influencia política eclipsó a la necesidad de prudencia”. Los residentes también expresaron temores sobre el impacto de la presa en sus hogares y sus medios de vida, pero pese a luchar, sus preocupaciones fueron descartadas de forma sumaria por las autoridades.^[4]    

El profesor Armiero remarcó y ejemplificó la importancia de la acción de periodistas como Clementina Merlin, que intentaron dar voces a los habitantes y denunciar de antemano los peligros de la construcción de la presa. Sin ser escuchada por las instituciones, Merlin fue acusada en 1959 de "difundir noticias falsas y tendenciosas destinadas a perturbar el orden público a través de sus artículos”.^[1] Trágicamente, tres años después, el valle viviría una catástrofe terrorífica.

La ola de consecuencias 

La noche del 9 de octubre de 1963 se produjo un desprendimiento masivo en el Monte Toc, que provocó la caída de 300 millones de metros cúbicos de roca en el embalse de Vajont. Una ola colosal de 50 millones de metros cúbicos sobrevoló la cresta de la presa, estrellándose en el valle de abajo con una fuerza devastadora y destruyendo todo a su paso. En cuestión de minutos, se perdieron más de 2000 vidas.^[3] 

Tras el desastre, la narrativa empezó a cambiar. A lo largo de la charla, se plantean plantearon preguntas sobre quién era el responsable de la tragedia. El gobierno y los principales medios de comunicación describieron el desastre de Vajont como una “cadena imprevista de acontecimientos desafortunados, un terrible accidente causado por la naturaleza imposible de predecir”, según Marco Armiero. Los geólogos e ingenieros argumentaron que la estructura de la presa estaba bien construida, pero en un sitio equivocado. Su discurso sirve como recordatorio de que, en ocasiones, la ciencia tiene limitaciones políticas.^[2] 

El incidente terminó "sin culpa y ninguna responsabilidad para nadie, pero el riesgo de la presa era bien conocido", declaró Armiero marcando un tono indignado. Sin embargo, ciertos expertos científicos, periodistas y civiles que habían advertido de la inestabilidad de la presa, pidieron justicia por sus advertencias ignoradas. El Partido Comunista Italiano y su diario denunciaron a la corporación y las autoridades, acusándolas de descuidar la seguridad de la presa. El gobierno italiano se enfrentó a una reacción negativa por priorizar los intereses económicos por encima de las vidas humanas. La narrativa del poder se había transformado en una de responsabilidad y justicia.^[4]

En definitiva, el desastre de la presa de Vajont sigue siendo un capítulo sombrío de la historia de Italia, subrayando la intrincada interacción entre ciencia, poder y justicia narrativa. La charla de Marco Armiero sirve sirvió como recordatorio de los peligros de la arrogancia ante la naturaleza, donde la búsqueda del progreso puede cegar a los responsables de las decisiones ante las advertencias de la sociedad. También destaca la importancia de tener en cuenta las opiniones y preocupaciones de las comunidades locales y la necesidad de una mayor participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones políticas y científicas.