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01/2014

El doble rasero en la tolerancia a la corrupción

No solo los políticos, también los ciudadanos tienen un doble rasero a la hora de juzgar la gravedad de casos de corrupción: un experimento muestra que somos más tolerantes cuando la corrupción afecta a los políticos del partido con el que simpatizamos. Los datos muestran que este doble rasero es más importante en los simpatizantes del PP que en los simpatizantes del PSOE. Por último, se ha podido observar que el doble rasero desaparece cuando los ciudadanos tienen niveles altos de conocimiento político.

La reacción de Unió ante el caso Pallerols y del PP hacia el caso Gürtel ha puesto de manifiesto de nuevo una preocupante tolerancia con los casos de corrupción, particularmente cuando afectan a “los nuestros”. La acusación de tolerancia se plantea normalmente hacia los políticos, que seguramente tienen su parte nada desdeñable de responsabilidad.
 
Pero ¿y los ciudadanos? En este análisis basado en un experimento de encuesta demostramos que existe un doble rasero a la hora de juzgar casos idénticos de corrupción, dependiendo únicamente de si el presunto corrupto es o no un político del partido con el que simpatizamos.
 
El gráfico 1 refleja esta diferencia. La valoración de la gravedad de un caso hipotético de corrupción es significativamente más alta cuando el partido afectado no es el nuestro (barra oscura) que cuando es de nuestro partido (barra clara).
 

Gráfico 1. Percepción de la gravedad de un mismo caso de corrupción en función de si el afectado pertenece al mismo partido que el encuestado (same party), al principal partido adversario (different party), o no se conoce el partido afectado (neutral).

 
Los datos también nos dicen que no todos los simpatizantes tienen el mismo grado de doble rasero. Según el gráfico 2 la diferencia es mucho mayor entre los simpatizantes del PP que entre los simpatizantes del PSOE. No parece que esto se deba a características individuales de los simpatizantes del PP (en el análisis multivariado controlamos las principales), pero podríamos especular con la idea de que los casos reales de corrupción podrían tener un efecto de acentuación del “doble rasero”.
 

Gráfico 2. Percepción de la gravedad de un mismo caso de corrupción en función de si el afectado pertenece al mismo partido que el encuestado (same), al principal partido adversario (other), o no se conoce el partido (neutral) distinguiendo entre simpatizantes del PP y simpatizantes del PSOE.


Finalmente los datos muestran que el doble rasero desaparece cuando las personas tienen niveles medios y altos de conocimiento político (gráfico 3).
 

Gráfico 3. Percepción de la gravedad de un mismo caso de corrupción en función de si el afectado pertenece al mismo partido que el encuestado (same), al principal partido adversario (other), o no se conoce el partido (neutral) por niveles de conocimiento político bajo (lowknowledge), medio bajo (med-low), medio alto (med-high) y alto (highknowledge).


La cara esperanzadora de estos resultados es que niveles altos de información política hacen que la tolerancia hacia casos de corrupción que afectan al propio partido se reduzca significativamente.
 
Los partidos afectados por los recientes escándalos pueden estar interesados en saber además que el principal mecanismo que ampara esta relativa tolerancia parece ser el “intercambio implícito”: buena gestión y captación de recursos a cambio de un castigo electoral limitado para los corruptos. Algunos trabajos ya han comprobado que el castigo sobre la valoración de los gobiernos que resulta de casos de corrupción se acentúa en contextos de crisis económica. Sería por lo tanto deseable y de esperar que la tolerancia disminuyera en un contexto económico y social como el actual.

Eva Anduiza

Referencias

Anduiza, Eva; Gallego, Aina, y Muñoz, Jordi. Turning a Blind Eye. Experimental Evidence of Partisan Bias in Attitudes Toward Corruption. Comparative Political Studies 46: 1664-1692. 2013.

 
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