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Una de las consecuencias de las diferencias en calidad de vida entre países es la emigración. La salida de personas de un país reduce la mano de obra y aumenta la cantidad de recursos monetarios en forma de remesas de dinero que envían los emigrantes a la familia que queda en el país. Estos dos mecanismos afectan a la distribución de riqueza y de ingresos. Como las remesas aumentan con el nivel educativo de los emigrantes, se debe tener en cuenta que la proporción de personas con educación universitaria que emigra es mayor que entre los grupos de personas que tienen estudios secundarios o inferiores. Entre los grupos con educación secundaria o inferior, quien emigra más depende de los beneficios económicos netos de la migración, del incremento de ingresos menos los costes migratorios. Si los costes son bajos se emigra en vez de adquirir un nivel más alto de estudios. Con el objetivo de estudiar y predecir los efectos de la migración en la desigualdad, se establece un modelo teórico en forma de U inversa entre desigualdad y nivel de desarrollo (en línea con el trabajo del premio Nobel Simon Kuznets).
 
La evolución de la productividad de los países junto con los costes migratorios determinan los efectos de la emigración en la educación, los ingresos y la desigualdad económica. Si los costes son elevados, en los estadios iniciales de desarrollo la emigración aumenta la desigualdad económica a lo largo del tiempo porque beneficia a los individuos con alto nivel económico y educativo. En estadios más avanzados de desarrollo, o si los costes migratorios son bajos, la desigualdad decrece a lo largo del tiempo porque la emigración beneficia más a las partes de la sociedad con menos recursos.

En el siguiente capítulo se explora el sector informal como una causa de ausencia de crecimiento económico. Este sector se caracteriza por ser menos productivo y utilizar trabajadores poco cualificados. Una parte de este sector lo forman los niños que trabajan. Dado que hay familias que necesitan el dinero de estos niños, la inversión en educación se reduce y elimina una de las posibles herramientas que puede sacar a estas familias de la pobreza. Conviene resaltar que en los países con más informalidad hay una mayor parte de niños que trabajan y que la proporción de personas con estudios universitarios es menor. Una de las consecuencias del sector informal es la reducción en la acumulación de conocimientos necesarios a fin de observar crecimiento económico. El sector informal puede generar una trampa de pobreza a la vez que sirve de medio de subsistencia para una gran parte de la población. Asimismo, en este capítulo se evalúan diferentes subsidios que pueden eliminar el efecto negativo del sector informal. Se concluye que los programas como Oportunidades/Proguesa o Borsa Familia llevados a cabo en México y Brasil, respectivamente, son adecuados para luchar contra este efecto. Estos programas de subvenciones a familias con bajos recursos condicionan la obtención de financiación a que los niños no falten a la escuela.

Los datos históricos muestran una asociación positiva entre la acumulación de capital humano, población urbana y crecimiento económico en diferentes países y a través del tiempo. El último capítulo intenta explicar por qué los países africanos no han experimentado el mismo crecimiento que los países desarrollados aunque los niveles educativos y de población urbana han crecido entre los más rápidos del mundo. Se utiliza una hipótesis de costes de ajuste para tratar de explicarla. Según esta hipótesis, el bajo, o incluso negativo, rendimiento de la educación en el corto plazo puede ser debido a costes transitorios de ajuste. El proceso de migración del mundo rural al urbano puede ser muy difícil y traumático. Finalmente, el estudio predice un crecimiento económico para las próximas décadas en los países subsaharianos pero no suficientemente alto como para que se alcancen los niveles de riqueza de los países más ricos.

Autor de la imagen: Nomdenoia.