"Es necesario que emerjan más valores éticos en la gestión de empresas"
¿Qué diferencia un proyecto de emprendimiento social?
Una empresa o un proyecto de emprendimiento social está liderado por personas que, con capacidad de gestión empresarial, se identifican con un reto social que quieren afrontar para darle respuesta. El emprendimiento social pretende conseguir resultados económicos y sociales a la vez y trabaja con interés colectivo, de modo que sus resultados repercuten en ampliar y mejorar su impacto social.
¿Y el emprendedor social, cuáles son sus singularidades?
Lo que lo diferencia de otros emprendedores es su voluntad de transformación social. Por eso debe estar bien identificado con el reto en el que quiere trabajar y tener ambición colectiva. Pero también debe saber gestionar recursos, lo que conlleva tener las competencias claves que necesita cualquier emprendedor. Las personas que impulsan el emprendimiento social integran capacidad creativa e inquietud y motivación con capacidad de gestionar y de asumir riesgos. Son personas que crean empresas capaces de generar de manera sostenible nuevos productos y servicios y de abrir nuevos mercados sociales con futuro, repercutiendo sus resultados en la mejora colectiva.
¿Es un concepto nuevo dentro del mundo empresarial?
Es una nueva corriente, porque si bien el concepto de economía social tiene muchos años y está bien arraigado, entre otros en el modelo de las cooperativas en las que hay un enfoque centrado en las personas que trabajan o en una distribución de resultados no vinculada al capital aportado, actualmente la necesidad de expresar unos valores éticos está haciendo emerger diferentes modos de gestión.
El emprendimiento social es una nueva corriente emprendedor en la medida en que tiene nuevas maneras de expresarse. Se puede identificar el carácter social de estos proyectos por el propio producto o servicio que se realiza, los consumidores o destinatarios de la actividad o por las personas que trabajan en la empresa.
¿Tiene lugar el emprendimiento social en la universidad?
Sin duda sí. Actualmente son muchas las universidades y escuelas de negocio, tanto en Barcelona como en otros países, que están creando institutos de innovación social y ámbitos específicos de estudios y de promoción del emprendimiento social, porque es un ámbito necesario, Hay muchas personas jóvenes, y algunas no tan jóvenes, que tienen voluntad de transformar el mundo, que quieren dar soluciones gestionando desde una alta perspectiva.
¿Cómo está presente el componente de innovación, investigación y tecnología?
La innovación es una manera de aplicar formas de gestión diferentes, por lo tanto cuando hablamos de innovación no hablamos sólo de tener ideas, sino de la capacidad de aplicar estas ideas. La innovación puede ser tecnológica, pero también puede ser social. Le pongo un ejemplo: podemos hablar de innovación en un fármaco para el tratamiento de una enfermedad y también en el establecimiento de medidas dirigidas a prevenir esta enfermedad. Mirar las cosas desde otra perspectiva nos puede incorporar muchos elementos de innovación social que no siempre conllevan innovación tecnológica. Aún así, también la innovación tecnológica puede tener un elemento de incorporación social importantísima. La innovación tecnológica y social de veces se dan por separado, pero también pueden ir juntas.
Póngame algunos ejemplos de emprendimiento social que incorporen la innovación tecnológica
En el ámbito de la salud hay muchos: un dispositivo personalizado que por dos dólares al año permite a los habitantes de zonas donde escasea el agua potable beberla minimizando los riesgos de contaminación, o un sistema de franquicias la India que facilita la disponibilidad de gafas y mejorar la visión de mucha gente, que así puede seguir trabajando. También hay ejemplos en ámbitos como la ingeniería química o las ciencias ambientales, para producir energía con sistemas más respetuosos para el medio ambiente.
¿Cómo está afectando la crisis económica a la emprendeduría social?
La crisis actual, más allá de tener un origen financiero y unas gravísimas consecuencias en la actividad productiva y en la falta de empleo, ha puesto de relieve que en ocasiones también ha habido una falta de valores éticos: ha prevalecido el interés personal y el beneficio para unos pocos ya corto plazo. Pero a la vez que me duele contemplar este panorama, observo también con gran esperanza como cada día un número mayor de personas se interesan por cuestiones éticas y muestran interés por la manera de hacer y por los procesos de producción de lo que compran y consumen. ¿Qué materiales se utilizan? ¿Qué energía se consume? Quién y en qué condiciones se trabaja? ¿Qué residuos se generan y cómo se reciclan? Cada día hay más personas que se preguntan también por qué pagamos un determinado precio por un producto o servicio, que cuesta producirlo, qué margen tiene o por qué algunos directivos tienen determinadas retribuciones.
Aparecen nuevas respuestas, y puede ser no tan nuevas, pero más colaborativas y complementarias. Las empresas y las organizaciones deben tener claro cuál es su cadena de valor-que aportan, que añaden-y al mismo tiempo cuál es su cadena de valores-por qué lo hacen-Podemos producir, consumir y gestionar de una manera diferente.
¿Cuál es la situación de la emprendeduría social en Cataluña?
Hay un fuerte potencial para el crecimiento, porque hay muchas personas que tienen capacidad de gestión y quieren afrontar retos sociales con interés colectivo. Lo vemos por ejemplo el programa "@ emprensocial" de la Generalidad de Cataluña, donde 23 entidades e instituciones implicadas activamente con el emprendimiento social, entre ellas la UAB, son socias y forman parte, y con las muchas iniciativas y proyectos que se presentan en las diversas convocatorias que se organizan. pero lo cierto es que el emprendimiento social tiene todavía mucho camino por recorrer.
Cabe decir que cuando hay programas o convocatorias de ámbito estatal, más de la mitad de los proyectos que participan provienen de Cataluña y esto es un buen expresión, del potencial de esta nueva corriente en Cataluña. A nivel europeo, mencionar el reconocimiento que se ha hecho, en el marco de la economía social, de un concepto específico que es la iniciativa de empresa social y la voluntad expresa por potenciarla en los próximos años.
Por todo ello, creo que podemos tener esperanzas en el futuro del emprendimiento social, porque hay personas con proyectos que quieren incorporar nuevas maneras de gestionar para conseguir resultados económicos y sociales, es decir, que quieren crear una cadena de valor y de valores.