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La edad joven adulta es una etapa del desarrollo con alta vulnerabilidad para realizar comportamientos de riesgo (como uso de sustancias), debido a los nuevos patrones de socialización, los cambios en las responsabilidades que los sujetos asumen y los nuevos hábitos y rutinas. El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España, alcanzando su punto máximo en el grupo de edad de 15 a 34 años. Se sabe que algunos entornos como la universidad pueden aumentar el consumo de alcohol, debido a la participación en entornos sociales con acceso legal a bebidas alcohólicas y un cambio del control parental a las influencias de los compañeros e iguales. La creciente prevalencia del consumo de alcohol y los importantes efectos físicos y mentales (a corto y largo plazo, incluidos problemas hepáticos, pancreatitis, gastritis aguda y ciertos síndromes orgánico-cerebrales) han generado gran interés científico por conocer de forma precisa los hábitos de consumo de alcohol dentro de este grupo altamente vulnerable y por identificar las personas con patrones de consumo de alcohol de alto riesgo.

Estudios empíricos han observado que el consumo excesivo de alcohol en edad joven está mediado por numerosos factores individuales y sociales, como las motivaciones, las variables de personalidad, el sexo, la edad, los estados afectivos, las creencias y los estilos parentales. La Teoría de las Expectativas es uno de los modelos cognitivos que se ha utilizado para explicar patrones de consumo excesivo de alcohol en jóvenes, y supone que las creencias y las expectativas de los sujetos frente al alcohol influye en las propias conductas y en las emociones asociadas al consumo. Estas expectativas se generan por aprendizaje vicario y también por experiencias previas directas, que generan una red de asociaciones en la memoria con información sobre los efectos de la ingesta de alcohol y sobre su uso recurrente.

Un estudio liderado por la Dra Montserrat Gomà-i-Freixanet (Departamento de Psicología Clínica y de la Salud), bajo el apoyo metodológico de la Dra Roser Granero (Departamento de Psicobiología y Metodología), ha explorado el perfil de expectativas relacionadas con el consumo de alcohol en estudiantes universitarios, y su potencial asociación con el sexo y la edad. Además, se han valorado la fiabilidad y validez del instrumento de cribado APNE. Han participado un total de n = 1.513 estudiantes (909 mujeres y 400 hombres, con edades dentro del rango 20 a 25 años). Los resultados mostraron que, en comparación con los hombres, las mujeres presentaban niveles medios más elevados en la escala de expectativas negativas frente al consumo de alcohol. Asimismo, se identificó una doble asociación con la edad: mientras el nivel de expectativas positivas tiende a decrecer en sujetos con más edad, el nivel de expectativas negativas aumenta con la edad. Tras controlar por el sexo y la edad de los participantes, niveles altos de expectativas positivas y niveles bajos de expectativas negativas constituyen factores de riesgo que incrementan la posibilidad de consumo problemático de alcohol. Con relación a las propiedades psicométricas de la escala APNE, se obtuvieron evidencias de su buena fiabilidad y validez.

En la era actual caracterizada por pandemia global en la que el consumo excesivo de alcohol ha aumentado de forma preocupante entre los adultos jóvenes, instrumentos de evaluación como la APNE pueden ser de gran utilidad para comprender las expectativas positivas y negativas con respecto al consumo. Este conocimiento puede ser de ayuda para que los responsables políticos tomen decisiones con adecuada fundamentación-evidencia científica e implementen programas de prevención y tratamiento específicamente dirigidos a este segmento de la población altamente vulnerable. También puede ser particularmente útil para la reevaluación de campañas públicas.