La Dama Azul: mito e historia
Hay relatos que tienen el poder de sobrevivir a los avatares de la historia, narraciones que permanecen en la memoria colectiva siglo tras siglo, cobrando en cada relación un significado distinto, añadiendo un matiz nuevo cada vez que son contadas, transformándose para permanecer, pero sin renunciar jamás a su esencia. Esas historias, que solemos llamar leyendas o mitos, pueden, simplemente, formar parte de las tradiciones orales, que hablan del deseo y del temor de un pueblo; pero también pueden convertirse en llave que dé acceso a su imaginario, instalándose en el corazón secreto de su identidad.
Cuando los franciscanos llegan por primera vez a San Antonio de la Isleta en Nuevo México, uno de los últimos territorios en ser conquistados por los españoles, escuchan a los indios jumanos decir que han sido evangelizados previamente por una mujer vestida de azul. El milagro es atribuido a sor María Jesús de Ágreda, monja soriana, confidente y amiga de Felipe IV, que dice poseer el don de la bilocación, pues jamás había visitado aquellas tierras. Desde este momento (1629) la leyenda de la dama azul, nombre que le darán los indígenas, se convierte en una de las historias fundacionales del Estado de Nuevo México. Su relato se entrelaza con algunos de los mitos prehispánicos de figuración femenina para dar lugar a una narración mestiza, que muta en versiones infinitas a lo largo de los tiempos.
América sería para la mirada franciscana el espacio de la Nueva Iglesia. Por eso, cuando en 1640, bajo el pretexto de que “toda América era católica” se reclamó a muchos misioneros para que se incorporaran a tareas de clero secular, la Dama Azul los proveería de una respuesta para rechazar este mandato, pues la existencia de una presencia milagrosa en tierras de los jumanos justificaba la necesidad de continuar su tarea evangelizadora.
Por otro lado, las peticiones de los indios para que los misioneros fueran a vivir a sus tierras no resultaban extrañas; ya que la protección que una misión suponía en tierras de frontera, junto con las ventajas tecnológicas que aportaban los conocimientos de los sacerdotes, fueron apreciadas muy pronto. Ésta no fue ni la primera ni la última vez que los relatos milagrosos se utilizaron para ganar la aquiescencia de los religiosos, ni que a éstos les convenía escucharlos.
Figura 1: Estatua de Sor María de Jesús de Ágreda en Soria.
Desde aquí, se produce la paradoja de que una historia que fue utilizada por los franciscanos para promover la conquista y evangelización de este espacio, sea hoy metáfora indentitaria, reivindicada como enseña, que permite diferenciar a estos territorios del resto de Estados Unidos. El libro "La monja de Ágreda, historia y leyenda de la Dama Azul", Valencia: PUV, 2009 de Beatriz Ferrús Antón, así como sus diferentes artículos en torno a esta leyenda, incluido el que aquí se presenta, analizan el modo en que las distintas versiones de ésta han entrado a formar parte del imaginario nuevomexicano, cobrando infinitos sentidos.
Estas versiones pueden ordenarse en dos tiempos: a) aquellas que cercanas a los sucesos históricos, como son el Memorial de Benavides y las epístolas de la misma Sor María Jesús de Ágreda, escritas por los protagonistas de la historia, que reproducen la retórica cronística y que están próximas a textos como "Los naufragios" de Alvar Núñez Cabeza de Vaca o la "Relación de la Jornada de Cíbola" de Pedro Castañeda, dedicados también a Nuevo México b) aquellas otras que llegan hasta el presente, desde cuentos para niños, relatos folklóricos, novelas, películas, el reciente bestseller de Javier Sierra, "La Dama azul", incluso el programa dedicado a Sor María de Jesús de Ágreda en Cuarto Milenio.
El mito, como relato ordenador, nace en los periodos de excepción que pueblan la historia humana. La conquista y evangelización de Texas y Nuevo México supone una alteración en las relaciones del hombre con la naturaleza, del hombre consigo mismo, al tiempo que de la naturaleza con la cultura.
La leyenda de la Dama Azul se convierte aquí en un modelo de mediación, que debe ayudar a superar los antagonismos surgidos, que debe promover la unidad del nuevo grupo, fomentar el proceso de transculturación. Para los vencidos la leyenda ayuda a sobrellevar el periodo de crisis, para los vencedores ésta supone la justificación divina de la violencia y del poder que ejercen. La Dama Azul se presenta como un relato capaz de favorecer la traducción, del mundo indígena al mundo cristianos y viceversa, pero también de igualar ambas identidades. La conversión del pueblo indígena en pueblo elegido permite reivindicarlo a los ojos del conquistador.
El estudio de esta leyenda, no sólo demuestra el poder que los discursos tienen en la configuración y modelización del mundo y sus habitantes, sino también cómo hay historias que cautivan al hombre, invitándolo a contarlas una y otra vez. Las versiones literarias de la Dama Azul hablan de este fenómeno. Ahora sólo queda saber cuál será la siguiente.