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01/2009

La escena del crimen

Fragment del cúbit

Como si se tratara de la escena de un crimen, la paleontología también necesita reconstruir el hábitat donde se encuentran los restos fosilizados para entender la evolución de las especies. La flora y la fauna son los testigos del pasado remoto que se quiere investigar, pero los fósiles de los yacimientos no siempre aportan información fidedigna dado que, como en cualquier muestra, pueden existir diferentes sesgos. "Pau" (Pierolapithecus catalaunicus ), una nueva especie de hominoideo de 12 millones de años de historia, fue encontrado en el Barranco de Can Vila 1, en Hostalets de Pierola (en Anoia), y como él, otros restos de grandes y pequeños mamíferos. Ahora bien, la cuestión es: ¿son una muestra suficiente y fiable para averiguar cuál era su hábitat? Para ello, los paleontólogos disponen de dos herramientas que les permiten conseguir una buena reconstrucción de los ambientes del pasado: la geología y la tafonomía. Las dos son esenciales, pero la segunda es la encargada de descubrir todos los procesos que han afectado a un organismo desde el momento de la muerte hasta su entierro.

La paleontología tiene una parte de CSI, con la diferencia que los paleontólogos sólo no disponen de las pruebas recuperadas en la escena del crimen y nunca podrán entrevistar a los sospechosos. Hace bien poco el Instituto Catalán de Paleontología pudo tomar parte en el CSI: Barranco de Can Vila 1. El Barranco de Can Vila 1 es un yacimiento situado en el término municipal de los Hostalets de Pierola (la Anoia, Barcelona) que es famoso por el hecho de que en el 2002 se recuperaron los restos de una nueva especie de hominoideo: el Pierolapithecus catalaunicus, popularmente conocido con el nombre de "Pau". El Pierolapithecus, que vivió hace 12 millones de años, es un elemento clave en la evolución humana, pero si realmente queremos entender esta evolución hay que situarla en un escenario, es decir, hay que saber cuál era su hábitat.

Para la reconstrucción de los ambientes del pasado los paleontólogos se basan en la totalidad de la flora y la fauna recuperada en un yacimiento, pero entonces se enfrentan a un problema muy importante: ¿estos fósiles reflejan la fauna y flora que existían realmente? Por ejemplo, un carnívoro puede producir una acumulación de huesos que acabe fosilizando, y en esta acumulación faltarán muchos animales que este carnívoro no cazaba introduciendo así, un sesgo en nuestra interpretación. El estudio de la geología y la tafonomía de un yacimiento permiten a los paleontólogos evaluar la importancia de estos sesgos. La tafonomía es la parte de la paleontología que se encarga de inferir los procesos que han afectado a un organismo desde su muerte hasta su entierro y posterior fosilización. Analizando el estado de conservación de los restos recuperados en un yacimiento, y combinando esta información con la que nos aporta el estudio de la geología del lugar, los tafónomos, como si fueran los investigadores de CSI, pueden reconstruir la escena del crimen.

Dibujo en planta de la superficie excavada del yacimiento de Barranc de Can Vila 1, en verano de 2003. La flecha con la N indica el Norte y cada cuadrado hace un metro de lado. Los huesos que están numerados corresponden al esqueleto de Pierolapithecus catalaunicus.

En el Barranco de Can Vila 1 no sólo se han encontrado restos de "Pau", sino también de diversos grandes mamíferos (ciervos, jabalíes, parientes de los elefantes...). No obstante, tan sólo en el caso del Pierolapithecus tenemos un esqueleto parcial, mientras que el resto de grandes mamíferos están representados sobre todo por huesos aislados. Éste hecho nos indica que "Pau" murió muy cerca del lugar de enterramiento y que rápidamente quedó cubierto por sedimentos. Eso evitó que los agentes meteorológicos, como la lluvia, esparcieran sus huesos y los deterioraran. Pero la historia no acaba aquí, en algunos de los huesos se observan marcas producidas por los dientes de un gran carnívoro que devoró a "Pau". Entonces... ¿podemos acusar a este carnívoro de asesinato? No, no hay manera de saber si realmente lo mató o si el desgraciado "Pau" murió por otras causas, y después el carnívoro descubrió el cadáver y aprovechó para hacer un festín. Poco después de eso, una torrencial avenida de barro enterró el esqueleto junto con todos los huesos de otros animales que había esparcidos en las inmediaciones.

Aparte del esqueleto del Pierolapithecus, en el Barranco de Can Vila 1 no se han recuperado demasiados restos de otros grandes mamíferos, de manera que solamente una pequeña fracción de la diversidad que debería existir está representada, hecho que limita nuestras inferencias sobre el ambiente. Por suerte, en el mismo yacimiento se han encontrado centenares de restos de roedores y otros pequeños mamíferos. El estado de conservación de estos restos nos indica que en la mayoría de los casos los animales seguramente no fueron devorados, de manera que podemos descartar que los depredadores introdujeran sesgos importantes en la acumulación de pequeños mamíferos. Por lo tanto, podemos utilizar esta abundante muestra para inferir cómo era el ambiente que habitó "Pau". Entre los pequeños mamíferos encontramos numerosas formas propias de bosques subtropicales densos, como muchas especies de lirones y ardillas voladoras. Eso nos indica que hace 12 millones de años la comarca de l'Anoia estaba cubierta por este tipo de bosques, donde encontramos árboles de hoja caduca coexistiendo con otros de tropicales. Con un poco de imaginación podemos ver a "Pau" moviéndose entre las ramas y alimentándose de frutos frescos. Y ya entrando en el campo de la especulación científica, imaginemos que decide bajar de los árboles para ir a beber un poco de agua sin darse cuenta de que un depredador observa todos sus movimientos escondido entre la maleza...

Isaac Casanovas i Vilar
Universitat Autònoma de Barcelona

Referencias

Casanovas-Vilar, I. et al., 2008. Biochronological, taphonomical, and paleoenvironmental background of the fossil great ape Pierolapithecus catalaunicus (Primates, Hominidae). Journal of Human Evolution 55, 589-603.

Moyà-Solà, S. et al., 2004. Pierolapithecus catalaunicus, a new Middle Miocene great ape from Spain. Science 306, 1339-1344.

 
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