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01/2014

Nueva propuesta para medir la movilidad educativa

La asociación entre los niveles educativos de los padres y el de los hijos determina de manera inversa la movilidad intergeneracional, educativa y en temas de renta. Un nuevo índice, que parte de dos ya existentes, permite cuantificar el grado de movilidad educativa en varios países europeos y sus cambios a lo largo del período 1940-1980. Los resultados muestran diferencias territoriales y un aumento de las posibilidades de movilidad educativa con el tiempo, más importante en los países con un nivel inicial más bajo.

Es un hecho observado que los niveles educativos tienden a transmitirse de padres a hijos. Es decir, los padres con mayores niveles educativos se preocupan más por los estándares educativos de sus hijos que los menos educados. Ello se traduce en que exista una correlación positiva entre los niveles educativos de los padres y los niveles educativos de los hijos. Cuanto más estrecha es esta asociación, menor será la movilidad intergeneracional, lo que también tendrá como contrapartida una menor movilidad en términos de renta. En otras palabras, las familias poco educadas y con escasos recursos económicos tenderán a transmitir estas características a sus descendientes, con lo que ambas características tenderán a perpetuarse. Por contra, cuando la movilidad es elevada, las oportunidades se distribuyen más equitativamente entre la población y posiblemente la eficiencia económica aumente. Por tanto, en igualdad de condiciones, cuanto mayor es  la movilidad, mayor debe ser la equidad y mayor cabe esperar que sea la eficiencia en la asignación de recursos.
 
Para medir esta movilidad se utilizan dos criterios (el índice de movilidad R cuadrado y el índice de movilidad beta). El artículo publicado por los autores que firman esta nota es de naturaleza técnica y ofrece un nuevo índice para cuantificar este grado de movilidad conjugando ambos índices en uno solo. Como caso de estudio se analiza el comportamiento de la movilidad educativa en varios países europeos y sus cambios por cohortes de nacimiento. Los resultados básicos derivados de la aplicación del índice propuesto son los siguientes:
 
a) Los países nórdicos muestran mayores niveles de movilidad educativa que los países del sur de Europa, mientras que los países de la Europa continental ocupan una posición intermedia.
 
b) Realizando el análisis por cohortes, y considerando 8 cohortes en donde la primera incluye a los nacidos entre 1940 y 1945 y la última a los nacidos entre 1976 y 1980, se concluye que la movilidad ha tendido a aumentar con el transcurso del tiempo. Es decir, en general, los nacidos en el período 1976-1980 tienen una mayor igualdad de oportunidades educativas que los nacidos en 1940-1945. Este incremento de la movilidad es casi generalizado, pero especialmente afecta a aquellos países cuyo nivel de partida era más reducido.
 
c) En el caso de España, la movilidad educativa se ha incrementado considerablemente con el paso del tiempo. Es decir, la movilidad educativa de los nacidos en la última cohorte es mucho mayor que la que correspondía a los nacidos en la primera cohorte. A pesar de estos logros, la movilidad educativa en España sigue siendo inferior a la de países como Finlandia, Noruega, Suecia o Francia. En la cola de la movilidad se hallan Grecia, Italia y Portugal.
 
En resumen, la movilidad es importante por razones no tan sólo de equidad sino también de eficiencia. En este sentido, las posibilidades de movilidad educativa son mucho más elevadas para los nacidos entre 1976 y 1980 que para los nacidos entre 1940 y 1945. La política educativa ha jugado al respecto un importante papel si bien otros factores sociales y sociológicos ejercen también su influencia. A pesar de ello, queda todavía un camino por recorrer para que los condicionantes familiares próximos no representen una limitación al acceso a la educación y a la igualdad de oportunidades.

Josep Ll. Raymond

Referencias

Di Paolo, Antonio; Raymond, Josep Ll., y Calero, Jorge. A new proposal to gauge educational mobility. Social Indicators Research 114: 947-962. 2013.

 
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