Rostro y cerebro: dos caras de una misma realidad
A partir del fracaso de la frenología, el mundo de la psicología científica, ha considerado que el hecho físico no nos puede informar del hecho psíquico. Esto va en contra del credo público que nos dice que la cara es el reflejo de nuestra alma, entendiendo el alma como sinónimo de nuestro psiquismo o si se prefiere de nuestra conducta. En la tesis se analiza la relación entre rostro y psiquismo como aspectos indisociables de una misma realidad. Se ha estudiado las conexiones entre una determinada morfología facial y sus funciones psicológicas o características de conducta, entre dos grupos morfológicos: uno con la zona media del rostro en retracción (figura 2) y otro sin retracción (figura 1), totalizando la muestra en 91 sujetos.
Para lograr los objetivos propuestos en la tesis, se ha procedido a una exhaustiva revisión teórica de estudios en percepción del rostro como una “Gestalt”; en neurociencia, en embriología, en trastornos y síndromes, lateralidad cerebral, asimetría fluctuante y selección sexual, estudios en gemelos y escuelas biotipológicas.
Asimismo, para confirmar las hipótesis se ha procedido a mediciones antropométricas creadas por Leslie G. Farkas, mediciones fotométricas mediante software informático y mediciones visuales basadas en acuerdo entre jueces. Estas medidas fueron correlacionadas con instrumentos científicos de evaluación psicológica, en concreto el 16 PF (Factor Q2: Autosuficiencia-Adhesión al grupo); el AECS - Actitudes y Estrategias Cognitivas Sociales (escala Apatía-Retraimiento); el Inventario de la personalidad del Instituto Saint Georges (escala Misántropo – Sociable); la Escala de Alexitímia de Toronto (TAS-20); el Cuestionario de Alexitímia en Línea (OAQ-G2) y la Escala de Expresividad Emocional (EES).
Los resultados obtenidos indican que existen diferencias respecto al grupo morfológico, en todas las variables psicológicas o características de conducta estudiadas: los sujetos con una morfología facial con la zona media en retracción, han mostrado una mayor independencia respecto al grupo, -especialmente en el factor Q2 del 16 PF donde se han encontrado las mayores diferencias;- una mayor dificultad para la descripción y expresión verbal de las emociones (alexitímia); y una menor expresividad emocional mediante cualquier canal comunicativo. Los sujetos sin retracción en la zona media del rostro, han mostrado valores más altos de adhesión al grupo; ausencia de alexitímia; y mayor expresividad emocional.
Los hallazgos de esta investigación ponen una “primera piedra” en el intento de rellenar el vacío existente en los estudios psicológicos. La vinculación entre cerebro y fenómenos psicológicos está muy estudiada y se da por establecida. Por otro lado, se están empezando a encontrar evidencias de la vinculación existente entre rostro y cerebro, tanto a nivel embriológico como a nivel estructural en el cerebro desarrollado. Así con esta tesis se comprueba, por primera vez “en cuanto nosotros sabemos” la relación existente entre rostro y psique, conllevando a confirmar la tríada interactiva entre cerebro, psicología y morfología del rostro.
Las correlaciones encontradas entre las formas del rostro y las características psicológicas objeto de este estudio, sugieren una base genética, biológica y/o fisiológica subyacente, que abre un nuevo camino que dará un soporte más concreto a la pedagogía, a la psiquiatría y a la psicología.
Referencias
"Rostro y cerebro: dos caras de una misma realidad". Tesis doctoral de Julián Gabarre Mir, defendida el 9 de julio de 2010.