La sensación de precariedad afecta a la salud mental de los jóvenes
El proyecto VulnYouth, coordinado por el IGOP-UAB y financiado por el Observatorio Social de la Fundación “La Caixa”, pone de manifiesto que el sentimiento de precariedad afecta a la salud mental de los jóvenes independientemente del género, edad u origen.
El equipo de investigación, liderado por Lara Maestripieri, profesora del Departamento de Ciencia Política y Derecho Público de la UAB e investigadora del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP-UAB), ha analizado el efecto de la precariedad laboral sobre la salud mental de los jóvenes a partir de un enfoque interseccional. Ha participado también personal de la Universidad de Utrecht, el CSIC-UPV y la Universitat Pompeu Fabra.
El estudio, basado en más de 3.000 encuestas a jóvenes españoles de entre 20 y 34 años, apunta que el 31 % de los jóvenes está en riesgo de depresión o ansiedad y el 40,6 % admite que sufre un problema de salud física o mental a causa de la inseguridad económica. El problema no es tanto el empleo inestable o los bajos salarios, sino la percepción de estar en una situación de precariedad constante. Este sentimiento se asocia a la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas (24 %), de permitirse una vivienda independiente (10 %), de vivir una vida digna (4 %) y al sentimiento de inseguridad (9 %), tanto laboral como en la vida en general.
Aunque la precariedad laboral no se distribuye de forma igualitaria entre jóvenes, la sensación de vulnerabilidad es común a todos ellos independientemente del género, edad u origen. Por otra parte, el 63 % de los encuestados admite haber vivido al menos una dimensión de inseguridad económica en los últimos dos años y haber tenido que hacer ajustes o pedir ayuda para cubrir sus necesidades. Este fenómeno sí se distribuye de forma desigual entre los grupos sociales, a diferencia de la sensación de precariedad.
La encuesta para el estudio se realizó entre los meses de febrero y marzo de 2023, un momento en el que todavía se sufrían las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de covid y estábamos en plena espiral inflacionista. Ambos fenómenos impactaron de forma contundente sobre los jóvenes. En este sentido, las mujeres migrantes, las personas no binarias y los menores de 30 años son los colectivos más vulnerables a la inseguridad económica que, según revelan los resultados, provoca problemas de salud física o mental en el 41 % de los jóvenes entrevistados.
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