El doctor en ecología Carles Gràcia hace patente, durante el acto de celebración del vigésimo quinto aniversario del CREAF, que la experiencia acumulada en el centro durante este tiempo es fundamental para conservar y gestionar de forma eficiente el medio natural de la mediterránea, también desde un punto de vista económico. Las experiencias vividas en temas prioritarios como la lluvia ácida, el cambio climático o los incendios, nos demuestran que las áreas mediterráneas, a pesar de responder a las leyes ecológicas universales, presentan características singulares que hay que estudiar a fondo para una correcta gestión, lo que hace necesario contar con ecólogos expertos en estos ecosistemas.
El CREAF celebra este año su vigésimo quinto aniversario. Durante este cuarto de siglo el CREAF se ha convertido en un centro de investigación único que aporta, a Europa y al mundo, información científica de primer nivel sobre los ecosistemas terrestres mediterráneos, uno de los puntos de máxima biodiversidad en el planeta y uno de los territorios más vulnerables al cambio climático.
El acto institucional, bajo el lema «Veinticinco años de investigación en ecología», tuvo lugar el viernes 25 de octubre en la Sala Prat de la Riba del IEC, y participaron en él Joandomènec Ros, catedrático de Ecología de la UB y presidente del IEC; Josep Enric Llebot, secretario general de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña; Lluís Tort, vicerrector de Proyectos Estratégicos y Planificación de la UAB; Javier Retana, director del CREAF, y Lluís Calvo, coordinador institucional del CSIC en Cataluña. Además, contó con una ponencia a cargo de Carles Gràcia, profesor de la Universidad de Barcelona e investigador del CREAF desde los orígenes del centro.
"Sin los datos que el CREAF aporta a la comunidad científica no podríamos conservar y gestionar de forma eficiente el medio natural del mediterráneo. Debemos pensar que esta información no puede ser sustituida ni extraída de la información que tenemos sobre los ecosistemas tropicales, templados y ni mucho menos, boreales", resaltó Carles Gràcia a su conferencia.
El CREAF ha facilitado información esencial sobre la composición y el funcionamiento de los bosques mediterráneos. Esta información se ha utilizado, por ejemplo, para mejorar su gestión, para establecer planes de actuación a medida en zonas quemadas o para enriquecer los mapas de peligro de incendio, entre otros. De hecho, este 2013, los datos acumulados sobre las tasas de crecimiento de los bosques mediterráneos han permitido adaptar el Plan de la Energía y el Cambio Climático de Cataluña 2012-2020 a la realidad de los bosques catalanes, unos bosques con un crecimiento limitado por la poca disponibilidad de agua, que no pueden producir tanta biomasa como los de zonas centroeuropeas.
Si queremos preservar los valores naturales del mediterráneo, el CREAF y el resto de ecólogos del mediterráneo tendrán que hacer un esfuerzo para alcanzar este mismo grado de conocimiento pero en otros temas ambientales decisivos. "El futuro de la ecología se encuentra bajo tierra. Conocer nuestros suelos será clave para entender algunos procesos de los que depende nuestro futuro. En los suelos, por ejemplo, se guarda la reserva de agua más importante que puede tener un bosque, y de esta reserva depende su supervivencia", puntualiza Gràcia.
La ciencia ecológica es clave para lograr un desarrollo socioeconómico sostenible
Otro reto de futuro para los ecólogos será el del cambio climático. Vivimos en una zona vulnerable que ya está sufriendo muchos de sus efectos. En este sentido Carles Gràcia reconoce que los ecólogos deben aprender a comunicar mejor a la sociedad y a los políticos los efectos del cambio climático sobre nuestro territorio. Según Gracia, es necesario dar a conocer a los ciudadanos, por ejemplo, que disponer de nieve en los Pirineos será cada vez más difícil, y que producirla de forma artificial es muy cuestionable: las temperaturas aumentan y cada vez hay menos agua disponible, por no hablar del coste que supondría en términos energéticos. En definitiva, hay que hacer entender a la sociedad que la voz de los ecólogos se debe tener en cuenta en muchas de las decisiones socioeconómicas que se discuten ahora y en un futuro.
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B.11870-2012 ISSN: 2014-6388