Después de la abolición formal de la esclavitud en las colonias de América, España quedó confrontada de nuevo con el fenómeno cuando comenzó la penetración colonial en Marruecos a finales del siglo XIX. En el Imperio marroquí existían formas de esclavitud muy diversas y que contrastan con el sistema de plantaciones de América. En este trabajo se muestran las imágenes que la literatura africanista generó sobre esta población esclava, básicamente negro-africana, y los prejuicios racialistas que caracterizaban aquellas definiciones. El resultado más notable de la investigación, basada en fuentes coloniales, es la ambivalencia de la política española hacia el fenómeno una vez puesto en marcha el Protectorado de Marruecos en 1912. De hecho, las autoridades coloniales nunca emitieron ningún decreto que derogara la esclavitud y se limitaron a prohibir el comercio de esclavos.
Mateo Dieste, Josep Lluís. Imágenes y ambivalencias de la política española hacia la esclavitud en Marruecos (1880-1930). Historia y Política. 2014, vol. 31, p. 255-280.
Durante el último tercio del siglo XIX las colonias españolas de América vivían la abolición formal de la esclavitud, al tiempo que España exploraba las posibilidades de una expansión colonial por el norte de África, donde la esclavitud seguía siendo un práctica institucionalizada, a pesar de las prohibiciones internacionales y las voces discordantes dentro de la misma sociedad musulmana.
La actitud de las autoridades españolas hacia esta cuestión de la esclavitud permanece todavía un tema bastante desconocido en la literatura africanista. La penetración colonial española conllevaría también la generación de un conocimiento sobre las poblaciones negras del norte de África y en especial de las personas en situaciones serviles y de esclavitud. El racialismo era el enfoque predominante desde el que los europeos clasificaban aquellas poblaciones, bajo una legitimación científica que las presentaba como una forma inferior de humanidad, a pesar de los debates anti-abolicionistas de la época.
El Marruecos precolonial que se encontraran cónsules y misioneros albergaba a miles de personas de origen esclavo en situaciones muy diversas, ya fuera como soldados del sultán, como trabajadores agrícolas o principalmente como servicio doméstico, sobre todo en el caso de las mujeres. Estos esclavos y esclavas eran adquiridos en mercados que continuarían funcionando hasta bien entrados los Protectorados de la zona francesa y de la zona española en el norte de Marruecos en 1912.
Lo más destacable es que a pesar de la existencia de una legislación internacional que prohibía la esclavitud, esta práctica se mantuvo de forma implícita durante casi todo el período colonial, aunque la venta de esclavos fue prohibida a principios de los años 1920. Las autoridades coloniales españolas, sin embargo, mantuvieron una actitud ambivalente ante las personas de origen esclavo, ya que optaron por no prohibir la práctica del servilismo y aceptar los hechos consumados. La explicación de este dejar hacer se puede atribuir a razones pragmáticas: las élites con quien las autoridades coloniales mantenían unos vínculos clientelares para el mantenimiento del engranaje administrativo colonial albergaban en sus casas a decenas de hombres y sobre todo mujeres de origen esclavo, especialmente en la ciudad de Tetuán, pero también en otras ciudades y zonas rurales.
Imagen 1. Fuente: R. Forbes. 1924. Raisoeni. De sultan van de bergen, Amsterdam, Em. Querido, p. 247.
En el artículo se presentan dos informes inéditos realizados por conocidos marroquinistas, como el del franciscano Fray José Lerchundi, en 1889, o el del oficial arabista e intérprete Clemente Cerdeira en 1923. Mientras que el informe de Lerchundi se realiza antes del Protectorado y pretendía erradicar la venta de esclavos y fomentar la evangelización entre los mismos, el informe de Cerdeira es toda una declaración de principios de la política oficial española: respetar la esclavitud, ya que sus formas no se basaban en una explotación abierta, por lo que “la abolición del régimen de esclavitud en Marruecos, creemos sería desde luego inoportuno y causa y motivo suficiente de trastornos gravas en el país (...)”. La realidad es que la mayoría de notables de la capital del Protectorado tenían sirvientas que habían adquirido en mercados o a través de traspasos, y las autoridades coloniales prefirieron dejar de lado la cuestión, negándose incluso a responder a las demandas de información por parte de la Sociedad de Naciones desde 1921.
Esta investigación forma parte de un proyecto más ambicioso que pretende mostrar las raíces históricas de debates de cruda actualidad sobre la existencia de racismo en Marruecos, y en especial sobre la violencia institucional practicada por el estado español y marroquí sobre los africanos atrapados en las fronteras de Ceuta y Melilla.
Imagen superior izquierda. Fuente: B. Meaking. 1905. Life in Morocco and Glimpses Beyond, London, Chatto & Windus, p. 185.
2024 Universitat Autònoma de Barcelona
B.11870-2012 ISSN: 2014-6388